Es así. Esto no se hace. Cuando un maestro el último día de cole antes de unas vacaciones ve entrar a todos las familias de sus alumnos y alumnas pasadas las nueve de la mañana, se le pasa por la cabeza en un breve tiempo toda clase de conjeturas y se pone nervioso. Gracias por ponerme nervioso y reiterar que no hace falta un regalo para saber que todos contamos con un grado de compromiso y de complicidad que hace que esta clase forme parte de un gran pasillo de la ilusión. El mejor regalo que me hacéis todos los días es confiar en mi y permitirme aprender de vuestros hijos e hijas. Superchula la maquinita.
