Miércoles. El día de después. Estamos tan cansados que a uno de los nuestros nos ha traído unas galletas de superhéroes para tener energía para todo el día y disfrutar de sus imágenes.
Además, dejamos de ser 25 para ser 26. Llega a nuestra clase una nueva compi que, la verdad, no tiene muchas ganas de estar aquí así que su llegada le ha costado un poquito. Y claro llegar a una clase donde hay un dromedario, un compañero lleva capa y antifaz, no hay maestra sino maestro de casi dos metros y más bien feillo, hay dos adultos que observan lo que hacemos y mi madre se ha sentado en clase... la verdad es que todo ello no ayuda.
Así que en un día así hay que ponerle nombre a nuestro dromedario. Walid lo bautizo como Dromedarioheroe. Luego también, tras tres cambios, decidimos hacer una actividad de que consistía en hacer un móvil de Superman y afianzar el esquema corporal.
Menos mal que tenemos las galletas para recuperarnos de tanto recortar y montar.
En un día así nos dio hasta tiempo de pintar las piedras que recogimos en la excursión y convertilas en kriptonita.
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