A una castaña castañita,
un cochinito le dijo oins oins.
La castaña se asustó,
dio un saltito y se escondió.
Con tierrecita se tapo
y en arbolito se convirtió.
Y así llegó una familia de castañeros para dejarnos probar uno de los frutos del otoño más deliciosos, y nuestro trabajo será probarlo.
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