Cuando me pregunta el monitor de gimnasio si me alimento bien, siempre respondo lo mismo. Mis niños me miman, y sus familias me extramiman. Fijaros en el tamaño del bocata que me ha regalado Daniela. Prueba superada. Estos momentos quedan guardados no en la panza, sino en el corazón.
Anda, qué bueno!
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