Hemos convertido nuestro patio en una improvisada bolera en la que hemos jugado entre risas y diversión. Y no sólo eso. Nos hemos convertido en esas pelotas que son capaces de tirar todos los bolos y hacer strike. Y luego todo lo contrario: intentar en varios circuitos no tirar ni uno de ellos.
Que bueno. Quién no ha jugado alguna vez en su vida con los bolos. Adriana
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