En el huerto escolar, los rábanos se han convertido en mucho más que un cultivo fácil y rápido: son una herramienta educativa que fomenta la alimentación saludable, enriquece el paladar del alumnado y promueve hábitos de vida sostenibles.
Desde la siembra de sus pequeñas semillas hasta la recolección y degustación de sus crujientes raíces, el proceso permite a los niños y niñas conectar con la tierra, comprender el valor de los alimentos frescos y experimentar el placer de cultivar lo que comen.
¡Qué delicia! Maia también los ha probado en casa... Qué buen aprendizaje, así prueban muchas cositas...
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